ELLA

Ella, la que ustedes están pensando, vino a verme unos días antes del gran acontecimiento.

Me dijo claramente que nada cambiaría su amor por mi y que me pertenece en cuerpo y alma, pero... que su vida debía tomar otro rumbo, uno mas productivo.
Quedé mirándola sin entender bien de qué hablaba, y luego la invité a pasar a mi casa.
Grave error, debí haberle cerrado la puerta en la cara.
Sin tocarme siquiera me anunció sus buenas nuevas y me habló de la felicidad de su segunda vez. Novedoso... podríamos llamarlo... ella que no ama a ese hombre y sin embargo... otro mas...
Volví a mirarla como tratando de entenderla, y no pude.
Le pregunté desde lo mas profundo de mi sinceridad: VOS ESTAS LOCA?
a lo que contestó: si, de que te sorprendés?
de nada, respondí.
Era cierto, ya nada me sorprende.
Sin embargo su piel me hipontizaba, y su pelo me atraía como un imán.
Es sabido que las mujeres en su estado se vuelven irresistiblemente bellas, pero ella lo es mas.
Traté de pensar en la rubia que había arrugado mis sábanas la noche anterior, y en mi rubiecita emocionante la olvidé por unos minutos.
Que linda es. Mi rubiecita emocionante.

Ella que me miraba como adivinando mis pensamientos intentó averiguar cuánto amaba a mi rubiecita emocionante, y yo, en un tono desenfadado le dije: MUCHISIMO. Pero le mentí.
Igualmente si amo a mi rubia, pero sé que ella a mi no. Entonces ahí todo se complica y vuelvo a la mujer que tengo enfrente.

Ella que sabe que captó mi atención se acomoda seduciéndome y prometiéndome con miradas el paraíso de su cuerpo. Bellisimamente deseable.

Se pone de pie, se me acerca y permitiéndome sentir su aliento me dice bajito: bueno, ahora me voy.

Y se fue nomás.

Y acá estoy sin poder dormir.