CUANDO ALGUIEN TE ODIE

Ella llega a mi casa cuando es invitada por mi, no me invade ni se instala y deja sobre mis cosas su aroma inolvidable.

Es simple, sencilla y a diferencia de lo que creen todos, muy humilde.

Le robo algunas fotos con mi celular y se ríe, luego le prometo no mostrar su rostro y queda tranquila. Entonces me abraza y tal vez me besa.

Ella siempre está tranquila conmigo.

No tiene miedos ni presiones ni se siente dominada ni exigida.

Posa para mi y me deja entrever en sus cabellos una hermosa naricita pequeña y aristocrática.

Es una niña bien.

Culta y fina, se desplaza por mi casa como una lady hablándome como toda una señorita educada y delicada.

Gacela.

Su sonrisa con frenos la aniña, pero su inteligencia y su cultura le dan la madurez de mujer que necesito para tenerla a mi lado.

No es una niña, pero todavía no es una completa mujer.

A veces, cuando se tumba calladita sobre mi cama, la noto triste.

Se abraza a mi y me susurra que siente miedo, que mucha gente no la quiere, que hay gente que quiere matarla.

Yo también siento miedo, pero eso es parte del juego, de ese juego mentiroso que ella misma empezó a jugar.

Su pelo huele a flores, y es tan pequeña físicamente que parece que va a quebrarse.

Aunque es alta, su cuerpo es diminuto.

Eso la convierte en alguien indefenso, débil y frágil.

Cualquier persona podría golpearla o matarla o inmovilizarla con solo sostenerla un poquito, es muy vulnerable.

Pero su mente es gigante, y su corazón es infinito.

Maravillosamente inteligente, culta y refinada.

Llora facilmente, y cuando hacemos el amor también llora y se emociona.

Quizá porque nunca nadie la amó con amor (valga la redundancia) y porque sabe que en mi no despierta bajas pasiones, sino mas bien celestiales pasiones.

Yo la amo si, y ella también me ama.

Y ambos sabemos que no es un "para siempre" ni una promesa que seguramente no podremos cumplir.

Cuando estamos juntos, nada mas existe. Que si fulano es casado, que si sus hijos, que su mujer, que si fulana se casó y está embarazada... nada, no existe nada de eso tan mundano.

Nosotros vamos mas allá.

Volamos mas alto.

Y nos abrazamos mucho, como cuidándonos.

Entonces ella me dice: quedate conmigo y yo me quedo.

Entonces yo le digo: abrazame fuerte y ella me cubre con su cuerpo.

Y volvemos a amarnos una y otra vez, y la veo sonreir conmigo y ser feliz.

Pronto ella se fugará a ese mundo que quisimos crear,

en donde ambos somos irreales.

Donde volveremos cada vez que alguien nos odie.