FELIZ CUMPLEAÑOS

Te ignora tanto que no siente dejarte sola y se va de viaje como si nada...

Y ahí te quedas vos, con tu hijita, esperándolo ansiosa.

Rogando que no sea infiel o que no olvide las promesas de amor.

No entiende que dejarte sola el día de mi cumpleaños es inevitablemente arrojarte a mis brazos. Pero el no sabe ni siquiera la fecha de mi nacimiento. Nada.

No sabe de la existencia de este blog, y por eso de vez en cuando te lanzas a decirme alguna que otra cosa comprometedora, alguna declaración inesperada y hasta un poco cursi.

Tampoco leyó tus escritos, ni se interesa por lo que te sucederá.

Le encanta lucirte como una muñequita, y ver en vos la posibilidad de familia nueva y feliz.

Seguramente cuando regrese te regalará un vestido caro, una joya, un perfume importado, y saldrá a lucirte como su trofeo ante otros hombres de su edad, que jamás podrán tener una mujer con tu belleza y juventud.

Su autoestima baja y su poca buena reputación crecerá a tu lado, con tu belleza.

Y vos te creerás el cuento soñado de la princesa feliz.

Aunque corras conmigo, sintiéndote libre, una maratón de sábanas y besos que el jamás podrá darte.

Aunque te escondas hasta la madrugada, y me regales lo mejor de la noche, tu piel.

Cuando todos se van, y quedo solo, ahí donde tantas veces te refugiaste.

Yo sinceramente no te espero, pero siempre llegas.


"Feliz Cumpleaños mi amor"

Y eso solo basta para comerte a besos y entrelazar los cuerpos hambrientos de ese sexo que tanto nos une y nos obliga a volver.

Año tras año, tal vez por siempre.

Y yo que luego del festejo, y con la única borrachera que me produce tu cuerpo, te guardo dentro mio hasta el próximo año.

Pero antes de dejarte partir, te mimo y te cuido, te protejo y te adoro como una diosa. Como estampando un sello que jamás borrarás.

Y te prometo con los ojos cuidarte para siempre.

Mientras te dormís conmigo, pequeñita y cálida.

Como siempre.

Nada ha cambiado, y a la vez todo.

Y cuando cierro la puerta dejándote ir, abro mi ventana de recuerdos y nuevamente te encuentro, porque nunca terminas de irte, y porque queda tu aroma flotando como un hechizo.



Cada año llegas, y no te espero.

Porque todo el día voy repitiendo en silencio: hoy no vendrá.