En esos silencios en donde todo puede ser posible, me pregunto varias veces, hasta cuándo?
En que momento me llegará el final feliz ?
En dónde estás amor de mi vida? En qué lugar solitario andarás buscándome sin encontrarme ?
Dónde estas?
Me pregunto mil veces por qué? por qué? por qué tuvo que pasarme eso siendo tan joven? Por qué tuvo que morir ahí mismo mi capacidad para creer en las personas, en el Amor, en la confianza y en la plena entrega? Cómo pudo sucederme?
Y no puedo mentir... no puedo ser hipócrita e inventarme un mundo maravilloso en donde solo hay cenizas. Es así como voy dejando pasar por mi vida personas y oportunidades tan solo para no lastimar, para no hacer daño o para no volver a entregar todo, dar mi vida, mi alma, y volver a sufrir...
Hay días como hoy que me siento enteramente vacío.
No tengo nada, no tengo a nadie, nada fue logrado, no hay méritos ni pertenencias. NADA.
Podría conseguir los abrazos mas tiernos y sinceros, pero no podría sentirlos jamás.
Al alcance de mi mano está la belleza, la pasión y el respeto, y sin embargo... no puedo vivirlo.
Nada merezco y todo tengo.
Cuántas mas pasarán por mi vida ? A cuántas mas tendré que explicarle mi problema y contarle de mi angustia, de la gran marca que llevo en el pecho, hablarle sobre las puñaladas en mi espalda, contándole mis heridas de muerte...?
Con esta incertidumbre que me carcome, con la necesidad de mi hijo, de mi hija, que me fueron negados.. Nada crecerá que sea mio, nadie sonreirá para mi jamás ?
No puedo verte... no puedo. Me lastima y me hace envejecer.
No quiero encontrarte por casualidad y que me tomes por sorpresa con la beba en brazos, sola, con el hueco de su presencia, dejándote libre y con su espacio vacío... no puedo.
No me contengo, me falta el aire, no puedo soportarlo.
No sé por qué Dios se empeña en juntarnos en lugares totalmente perdidos, inesperados y alejados de nuestros lugares de residencia.
Europa, el sur del país, la otra punta del mapa y te encuentro... te veo, me ves, y seguimos distantes cada uno con su vida...
Si hasta suena trágico y fúnebre.
Estabas triste cuando me miraste, y fue como no verme.
Tal vez no me viste, tal vez preferiste no hacerlo.
Por qué estabas ahí ? no se.
Por qué yo estaba ahí ? tampoco se.
Te vi, te vi, te vi, y te vi... minutos infinitos, mirándote madre, viéndote protectora, sola y a la vez mas acompañada que nunca.
Por Dios! como me tentaste ! si mis pies parecían ordenarme correr adonde estabas...
Míré para otros lados como despreciándote, para herirte, como si nada me importara... Y lo notaste.
Bebí mi café apuradamente y huí de ese lugar de espanto, para refugiarme en el abrigo de mi auto. Y volví a respirar.
Aflojé el nudo de mi corbata, abrí la ventanilla, recosté mi cabeza en el asiento y aspiré el aire frío que me oxigenaba ... que desataba mi garganta con deseos de gritar.
Mi cabeza estallaba en preguntas simples... por que? cómo? en que momento? como es posible?
y como siempre las preguntas simples no tenían respuestas simples...
Mi celular empezaba a sonar y la llamada de mi hermano se hacía lejana. No iba a atenderlo, pero cuando creí que el timbre dejaría de sonar, abrí el teléfono y apoyé mi oído sobre el auricular.
No pude decir una palabra... comencé a llorar como un niño sin consuelo. Mis lágrimas brotaban, entre sollozos y gemidos de angustia, mi cara se mojaba toda, la nariz, la boca, mi respiración se entrecortaba y noté que no lloraba así desde la muerte de mi padre...
Mi hermano del otro lado sabía que algo malo pasaba... y casi a los gritos intentaba preguntarme qué me sucedía... pero yo no podía articular palabra... solo pude balbucear... NADA.. NADA... y cortar la llamada.
Lloré, como si ella hubiese muerto.
Quizá porque intento matarla dentro mio, porque me siento su asesino.
Quizá porque ya está muerta o tal vez lloro por mi propia muerte.
Por esa hija que no tengo, por el sueño que murió y por quien yo era antes de conocerla.
Lloré y juré por mi vida.
Juré por mi vida no volcar una lágrima mas por ella.
Volví conduciendo mi auto, analizando mi llanto descontrolado... los cómo y los por qué de semejante sentimiento repentino, y solo pude encontrar una respuesta: estoy dejando de amarla, me estoy empezando a liberar, la estoy dejando ir.
Siempre duele dejar ir a alguien que hemos amado con toda el alma.
Duele profundamente reconocer que ya no se ama, duele mucho.
Cómo es posible?
Y de pronto nos encontramos siendo extraños y ajenos a esa persona que pensamos que iba a pertenecernos para el resto de nuestras vidas. El pacto se rompe sin que uno pueda precisar el momento exacto, y se remonta vuelo hacia lugares extraños, nuevos en donde no hay mas que soledad y un poco de miedo.
Y es ahí cuando se llora sin consuelo, y se muere mil veces.
Guardando la esperanza del renacimiento y de encontrar Paz.